viernes, 9 de marzo de 2012

El darwinismo: parte II



Darwin estructuró la eficacia biológica en tres puntos:

1º Análogamente, las adaptaciones que exhiben los organismos no serían el resultado de un diseño deliberado, sino un “efecto colateral” de lo que Darwin llamó la lucha por la existencia; una lucha metafórica, cuyo vencedor no ha de ser necesariamente el individuo más listo o fuerte, sino aquel que tenga más descendientes que puedan, a su vez, seguir reproduciéndose (en terminología moderna, el que posea la mayor eficacia biológica).

2º A menudo da mejores resultados cuidar pocos hijos y garantizar su supervivencia, que tener muchos y abandonados a su suerte. En general, la eficacia biológica se verá incrementada en dos tipos de situaciones:

- Los individuos mejor adaptados, gozarán de mejor salud y vivirán más, por lo que podrán dedicar tiempo y energía a la tarea de reproducirse.

- Muchos individuos poseen estructuras que mejoran sus posibilidades de reproducirse, aunque empeoren su adaptación. Un ejemplo clásico es el de los machos de pavo real: sus vistosas colas dificultan la huida ante los depredadores, están, mal adaptados pero resultan muy atractivas para las hembras, y por lo tanto, aumentan su eficacia biológica.

3º Darwin advirtió que un criador podía seleccionar cualquier rasgo, con tal de que presentase variación (si todos los individuos son iguales, no hay nada que “seleccionar”) y fuese heredable. Si uno de tales rasgos incrementase la eficacia biológica de sus portadores, su selección sería más fácil: no habría que hacer nada. Bastaría con dejar que la naturaleza siguiese su curso (por eso se habla de selección natural), porque de todas maneras esos individuos, van a aportar un mayor número de hijos que heredarán de sus padres el rasgo en cuestión, y la eficacia biológica crecerá en promedio y por sí sola, generación tras generación.


La selección natural ocurre cuando algunos individuos de una población aportan a la siguiente generación más descendientes capaces, a su vez, de reproducirse. Difiere de la selección artificial que practican los criadores en que directamente solo se “selecciona” la eficacia biológica, e indirectamente los rasgos que contribuyen a incrementarla.