Todos usamos los números a diario. Cada vez que escribimos una cantidad, cada vez que realizamos una operación, cada vez que contamos algo... en todas esas ocasiones utilizamos los símbolos numéricos. Si no existieran, tendríamos que hacer todo lo anterior escribiendo las cantidades con todas las letras, lo cual haría cosas tan sencillas como una suma una tarea ardua y compleja. Pero, ¿de dónde vienen los números? ¿Por qué tienen esa forma?
Los símbolos numéricos son representaciones escritas de cantidades de elementos. La primera civilización en emplear símbolos para realizar operaciones es la civilización babilónica. Se empleaba la escritura cuneiforme (basada en escribir con una cuña sobre tablas de barro), por lo que las cifras también tenían esta forma. Fue el primer sistema del tipo posicional, en el que el valor de un número no venía determinado sólo por su forma, sino también por la posición que ocupaba. Su sistema de numeración era sexagesimal, es decir, tenía de base sesenta. Al ser grandes astrónomos, los babilónicos dejaron su huella en nuestra forma de determinar los períodos de tiempo y los ángulos (una año tiene 12 meses, 24 horas, 365 días, un ángulo tiene 360º…).
En otros lugares del mundo se fueron desenvolviendo nuevos métodos de cifrado, con distintas bases y símbolos (por ejemplo, la escritura ideográfica china de base 20). Surgió entonces en la Antigua Roma la numeración romana, cuyo funcionamiento podéis consultar fácilmente en cualquier página. A pesar de ser la más moderna, la numeración romana ofrecía muchas carencias, ya que no permitía representar fracciones y con ella era difícil realizar operaciones matemáticas.
Paralelamente al método romano, se desarrolló en China el sistema Hu-Ma, de base diez y carácter posicional. Llegó a la India y más tarde los comerciantes lo extendieron hacia el mundo árabe. De esta manera, todo Oriente Medio empleaba la numeración decimal en el año 700. Sin embargo, no sería hasta el año 1202, cuando el matemático italiano Leonardo di Pisa (Fibonacci) escribe su libro Liber Abaci, que difundió las ventajas del sistema decimal por toda Europa.
La pregunta es: ¿Por qué nuestros números esta forma? Pues por sus ángulos. El número de ángulos convexos [1] en el trazo de un número es el que determina su forma y, por tanto, la cantidad que designa. Esto es fruto de la evolución de estos símbolos a lo largo del tiempo, pues en un principio no se escribían de esta forma.
Debe observarse que estos números están escritos en su forma primitiva y sin líneas curvas. El 0 se considera como un número sin ángulos.
Paralelamente al método romano, se desarrolló en China el sistema Hu-Ma, de base diez y carácter posicional. Llegó a la India y más tarde los comerciantes lo extendieron hacia el mundo árabe. De esta manera, todo Oriente Medio empleaba la numeración decimal en el año 700. Sin embargo, no sería hasta el año 1202, cuando el matemático italiano Leonardo di Pisa (Fibonacci) escribe su libro Liber Abaci, que difundió las ventajas del sistema decimal por toda Europa.
La pregunta es: ¿Por qué nuestros números esta forma? Pues por sus ángulos. El número de ángulos convexos [1] en el trazo de un número es el que determina su forma y, por tanto, la cantidad que designa. Esto es fruto de la evolución de estos símbolos a lo largo del tiempo, pues en un principio no se escribían de esta forma.
Debe observarse que estos números están escritos en su forma primitiva y sin líneas curvas. El 0 se considera como un número sin ángulos.
[1] Ángulos menores que 180º pero mayores que 0º.
En relación a tu artículo sobre los números me gustaría añadir lo siguiente: Las culturas que empleaban la numeración cuneiforme daban tanta importancia a los números que asignaban éstos a los dioses: Anu, dios del cielo era el número 60 (la unidad en su sistema sexagesimal); Enlil, dios de la tierra, era el 50; Ea, dios de las aguas, el número 40. Los demás dioses continuaban con la numeración.
ResponderEliminarMe parece un artículo de lo más interesante. No tenía ni idea de lo complicado que podía resultar esto. En verdad, los misterios de la historia de nuestro mundo y de sus habitantes es impresionante. Lo más simple en que podamos pensar puede acabar siendo el problema más complejo de nuestra vida. Te animo a seguir investigando con el mismo interés y de compartir tus descubrimientos con el público.
ResponderEliminarsi quieres te doy mandanga
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